EL QUEJIDO

Tómate tu tiempo donde quieras,
cambia mi manera de rezar,
mientras más lejos tú rezas,
más cerca estas.
Con el quejido
que rompe el silencio…,
el dolor hecho grito.

Abre la puerta, que necesito,
tu sombra para respirar,
embriagarme con tu mirada,
que me mima,
con el sutil de los mensajes
que fugazmente espanta.

Abro la puerta,
permanece abierta,
para que puedas entrar,
sin miedo espero,
aunque sostengo,
mi corazón y mi penar.